lunes, 26 de septiembre de 2011

Madame Lacroac



Ya de niña, Susana, notó que había diferentes maneras de besar.
 Le gustaban mucho los cuentos y era por eso, que si pescaba una rana, lo intentaba de mil maneras hasta que aburrida, la dejaba escapar.
Ella era de las que pensaban que con paciencia y tesón,
en algún momento, descubriría la forma de hacerlo que le daría la razón.
Ya universitaria y con falta de dinero, descubrió un día que con sus besos y demás,
no solo lograba convertir en príncipes a los sapos, sino en sapos volverlos a dejar.
Ella que siempre fue chica lista y buena negociante,
con mucha discreción, puso de moda lo que al final llamó “la rana relajante”.
No es nada malo, ya que acompaña y eso… relaja bastante.
Desde entonces se forra y cotiza en bolsa como
“Madame Lacroac,
se la presto.
Ya me la devolverá".

6 comentarios:

  1. No está mal el negocio...
    Si a ella le gustaba, hacia además de forrarse una obra social.

    divertida entrada. Besitos mediterráneos.

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  2. Y tanto Gala, con la falta de cariño y el poco tiempo que hay.
    Yo ya llevo dos días besando ranas a ver si aprendo.
    Cálidos besitos canarios.

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  3. jajaja te importa que me lleve a madame a la charca???
    Un saludillos

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  4. Claro que no, tu charca me tiene encantado.
    Yo que estoy permanentemente de cara al turismo, me sorprendo yo mismo algunas veces croando en inglés. jajajaja

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  5. Enmascarado, chica lista tu Madame Lacroac.

    Un saludo.

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  6. Claro Nicolás, pero lo suyo le costó.
    ...Y la perseverancia vale mucho.
    Un abrazo.

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