viernes, 27 de julio de 2012

Delirium tremens

 

Y te besé. Y aunque no fue real, fue un beso que sirvió para retenerte en mi memoria.

Y camino de ese beso encontré otros, todos los que ya te había dado.

 Besos sabrosos, besos salados, besos pudorosos y besos llorosos y rabiosos. Besos que estremecían y besos que encendían.

Ahora, sin mejor presencia, mi memoria quiso soñarte.

Evocando cada uno, dispuesta a recuperar de cada cual su esencia.

Sencillos, pero honrosos, los que abrían el camino de los más golosos, desembocando todo el néctar cálido y amoroso.

Unos sabían a tus labios, otros…perfumados me mostraban el camino de tu cuello, tu vientre y tu espalda, hasta juntarse con los más osados.

Quise recordarte a besos, permitiéndome soñar con todos lo que ya me habías dado.

Quise usarlos para tapar otros momentos, pero en el engaño, estériles y desdibujados, morían  apagados. 

Ansioso de recuperarlos te espero con otros tantos, solo para ti, impacientes reservados.




martes, 24 de julio de 2012

Natural correspondencia




El momento álgido de toda relación con ella siempre se producía cuando tras haberlo hecho con todo ahínco, quedaba exhausto y totalmente saciado.
Ella, le terminaba correspondiendo con una sonrisa y unas palmaditas en la espalda.
Él eructaba.


jueves, 19 de julio de 2012

Charcas y barro



Con el verano el trastorno alteraba la vida en la charca, lejos de lo rutinario, tedioso y del calor vaporoso, se vivían aventuras y algunas revoluciones acaecían, donde Guille y los demás, haciendo cosas de las suyas, siempre aparecían.
-Antes, cualquier momento era bueno para echar una siestecita – dijo Pepita Verdecita –.
-Con estos calores y encima esos diablos de chiquillos… –le apuntó el sapo Japo-.
-Deberíamos darle un escarmiento –gritó el lagarto, que ya estaba harto-.
Alberto, que parecía el más despierto, oyó lo que decían sus vecinos charqueros, por lo que no tardó en idear algo que sorprendería hasta al más calvo.
-¡Tengo una idea! Creo que esta noche reirá hasta la más fea.
¿Qué habrá descubierto este búho que no para de tramar?- Pensaron todos al oír el grito de Alberto-.
-Tú, Pepita, tienes fama de croar bastante, avisarás para que vengan todas las ranas. Que se entere hasta la más distante.
Tú, Japo, que ganaste el concurso de quién más se inflaba, convocarás de nuevo a todos los rivales. Y de paso que traigan flautas y timbales.
A ti Cirilo, que eres el que más se parece al cocodrilo, correrás la voz de fiesta para elegir al más feo y dientilargo lagarto, se llevarán un susto de infarto.
Las horas previas transcurrieron entre ensayos e instrucciones, todos reían y les pareció un plan de cojomelindrones.
Con la caída de la tarde, cuando el cielo se ponía rojo, a pesar de no haber pegado ni un ojo, estaban ya todos expectantes. Todo estaba acordado,  Alberto, que para estas cosas era un experto, parecía que se había aliado hasta con la luna, ya que por no haber luz, es que…no había ninguna.
Un camino de luciérnagas brillantes era visible desde lo alto, donde Guille y los demás preparaban un nuevo asalto. Armados de cañas con punta y tirachinas, se pusieron en marcha ansiosos de añadir ésta a las otras escabechinas.

Hasta que sin darse cuenta, y por el camino iluminado, hasta unos metros de la charca creían haber llegado. De pronto, todas las luciérnagas se apagaron, por lo que casi a oscuras quedaron, sin más luz que la que Guille llevaba de su mechero, que para eso era el primero.

Les llamó la atención el extraño ruido de la charca, siempre tan calladita, pero que hoy estaba tan escandalosa, debido a la visita de todas las amigas de Pepita. Por lo que caminaron y mientras…todos los sapos se inflaron. Y se inflaron y se inflaron y se inflaron, y cuando los críos se adentraron, todos los sapos se apartaron.
Cayendo y resbalando todos se pusieron calados de fango. Con los dedos sucios y mojados se limpiaban los ojos aún incrédulos y engañados. Era el momento de dar las luces de nuevo para el concurso de belleza, y ahí estaban todos ellos feos y tirados, compitiendo con los lagartos, enseñando los dientes y gritando asustados. Huyeron todos despavoridos, y se fueron a la porra, donde quien gana es quien más  corra.
La disco estaba montada, las luciérnagas ponían las luces intermitentes, los sapos se carcajeaban, las ranas croaban y los lagartos posaban. Se lo pasaron tan bien que hasta las chicharras, se apuntaron esa noche a la fiesta de Alberto, que era aclamado campeón.
Como el búho que había logrado que a Guille y los demás, esa noche, el culete le hubieran calentado sus mamás.


martes, 17 de julio de 2012

El puente




Desde que supe de ti comencé a construir un puente,
Cada dato, cada noticia que recibía,
daba vida, daba aire que a impulsos tomaba la fuerza de una corriente.

Con muchas ganas, voluntad y dificultades unas veces,
así fue creciendo este cariño emergente.
Con alegría por saber de ti…con todo lo que mereces.

Cada día que te busco, me sumerjo aunque no estés,
y enredado entre madejas descubro un mar que nos separa,
que nos enraíza y nos fija por los pies.

Desde que se de ti construyo un puente,
que nos comunica, que nos da entusiasmo y nos unen a mitad del camino.
En lugar de baldosas o adoquines…letras nos mandamos.
Tejiendo palabras, puntos, comas y versos escribimos.
Historias, relatos y fantasías que lo lucen, y llegan hacia ti o para mí.
¡Qué mejor simiente!


Saludos, desde este lado del puente.


viernes, 13 de julio de 2012

La curva 13J




El camino de vuelta no era sino el mismo que cada día conducía a la familia Domínguez a casa. Como cada tarde, Martín había recogido a Ámbar, la pequeña, de casa de los abuelos que la cuidaban, mientras Carmen y él terminaban su jornada laboral.
Víctor, el mayor, esperaba a ser recogido de la parada por Carmen y juntos aguardaban charlando unas veces o curioseando por el chino mientras llegaba Martín.
De un tiempo para acá las cosas no funcionaban como antes, y a pesar de que querían dejar al margen a los chicos, ya habían decidido irlos preparando para un tipo de vida más acorde a sus posibilidades, pues temían que las incertidumbres e inestabilidades costaran ser asumidas por ellos.
Carmen, con su siempre sonrisa fácil, solía suavizar cualquier situación con alguna treta, de esas que siempre tienen las mamás.
Los gastos se hacían cuesta arriba y encima el coche ya necesitaba tantos ajustes como la boca de los chicos o el toldo de la solana.
Fue justo ese día, en esa curva cuando todo desembocó en una pérdida de dirección y salida de la vía para quedar empotrados tras el quitamiedos de la carretera.
NO tardó mucho en llegar la Guardia Civil para organizar y entre pitadas, agilizar un tráfico ralentizado por la curiosidad de la escena, a la que poco a poco, las sirenas ponían banda sonora.
Los bomberos con la celeridad que la situación requería enderezaron los desperfectos, mientras desde la ambulancia, pacientemente... aguardaban para colocar el nuevo guardarrail.

miércoles, 11 de julio de 2012

Grandes hermanos



El pasado domingo decidí sustituir la playa, por una peli de un libro que leí hace ahora justamente 28 años,  coincidía justamente con el año y no es otro que la famosa novela de George Orwell, “1984”.
Me pregunto qué tiene que pasar a cualquier persona por la cabeza, para que libremente decida sustituir  su tiempo de ocio compartido con la familia. Yo lo tenía claro. Sin nada de alarmismos extraordinarios, estaba viendo llegar el día de hoy. Los señores que nos representan y que deciden el futuro de nuestros hijos y hasta el de  nuestros padres, se han quitado, por fin, la careta. Y con todo su de cinismo, sobra decir, que como ya era habitual en su forma de hacer política, sobra la frase castiza de “Tor mundo es güeno”.
Es una historia donde ríanse ustedes del control del “Gran Hermano” conocido por todos.
Este “Gran Hermano”, se parecía a Montoro -he tenido su imagen toda la semana-, y además, también regañaba a todo cristo. Esperemos que con su última aparición diciéndonos que todo esto nos está bien empleado, “por chorizos” y defraudadores.
Ya andan preparando la habitación 101, por la que pasaban todos los descarriados para ser reconvertidos en borregos sin más poder de decisión que el que el tándem de inquisidores promueva.
Dinero habrá siempre para todo, para escaquear ellos con sus chapuzas, para encubrir a sus propios y reales mangantes y para la santa madre iglesia calixtina, sin embargo, no veo muy lejano el día de la legalización de la eutanasia, para ahorrar en viejos e impedidos crónicos. Establezcamos la depuración de la raza. El del copago de la justicia que sirva solo para que quien se las quiera ver con la rica injusticia mejor llame al Teléfono de la Esperanza.
¿Qué hacemos con los parados de larga duración, con los mayores desempleados?
Tal vez también estos leyeran “El descenso de Xanadú”, donde la sociedad estableció que todo aquel que cumpliera 30 años dejaba de ser útil y por tanto defenestrado. Ya casi es así, buena parte del negocio está en la red.
¿Acaso celebramos el día de la ciencia ficción? O es que ya la utópica visión de saldar catástrofes la marcan escritores visionarios. Está visto que culturalmente, solo llegaron a esto, mezclado, eso sí, con “El Decamerón” y todas las posturas posibles del “Kamasutra”.
Hoy me sale la vena latente, ¡ésta! ¿La veis? La del cuello, pero…es que voy reuniendo todas las papeletas para que me toque.

miércoles, 4 de julio de 2012

Camina




Hartos de picar sobre el negro carbón,
pica que te pica hora tras hora.
Es el momento, y dices camina…hay que salvar la mina.
Fuerte mundo este. Cabrón, solo da para enfermar y desilusión,
¿Cómo salgo de ésta? si mi vida…la de mi padre, mis hijos y mi gente
solo tuvieron ojos para esta fiesta.
Caminaremos desconsolados,
pero orgullosos de haber servido con un trabajo digno y nos sentiremos honrados.
Lucharemos por esta negra vida que nos ha tocado
Ansiosos de encontrar corazones tan blancos como los nuestros,
hartos ya, de tropezar con los tiznados que nos condenan a morir asfixiados.
Hartos, hartos, hartos, hartos de ser ignorados.
Hartos, hartos, hartos de quien la crueldad, las tibias y la calavera
esconden tras trapajos de colores esa negra bandera.
Hartos de que los intereses maten a los intereses,
de esperar que este mundo de una tregua.
Te dices, camina…hay que luchar para salvar la mina.


Bueno, no sé que puedo hacer por…de alguna manera, apoyar a esta gente que ve como quienes tienen y deben ayudar, vuelven la cara y miran hacia otro lado. Es más grato estar para la foto entre risas, que cerca de  la angustia.