Se desconocieron
en una tarde de otoño. Cincuenta años juntos, fueron suficientes para que Doña Beatriz y Don Servando,
decidieran regalarse la libertad de la que desde mucho tiempo ya no disfrutaban.
Anteriormente, el enfrentamiento no era tan notorio, sin ser un par de indicios de violencia y agresiones verbales, la rutina y la invisibilidad de uno por el otro aún era mediada por Manuel, el hijo de ambos.
Previamente, hubo años de una marcada ignorancia en los cuales la relación de Beatriz y Servando no requería la intromisión de Manolo
Ya en su día, cuando la economía casera se lo podía permitir, Bea y Servi, tomaban algún que otro respiro. La dependencia de Manolito, requería que ante un niño complicado estuvieran siempre alerta.
Desembarazada aún, veía como la ilusión se mezclaba con la ansiedad. Eran otros tiempos en los que la feliz pareja, cada día buscaba y buscaba un fruto que diera otro aliciente a sus vidas.
Cualquier lugar, cualquier hora, cualquier momento servía para quererse y regalarse efusivamente todo el cariño que sabían.
El día que se conocieron fue el más feliz de sus vidas, esa niña tonta derramaba la bandeja de perdices estofadas sobre el feo y grosero cuatro ojos que no dejaba de molestarla, pero fue un día inolvidable, el intercambio de brakets, resultó irresistible.
Anteriormente, el enfrentamiento no era tan notorio, sin ser un par de indicios de violencia y agresiones verbales, la rutina y la invisibilidad de uno por el otro aún era mediada por Manuel, el hijo de ambos.
Previamente, hubo años de una marcada ignorancia en los cuales la relación de Beatriz y Servando no requería la intromisión de Manolo
Ya en su día, cuando la economía casera se lo podía permitir, Bea y Servi, tomaban algún que otro respiro. La dependencia de Manolito, requería que ante un niño complicado estuvieran siempre alerta.
Desembarazada aún, veía como la ilusión se mezclaba con la ansiedad. Eran otros tiempos en los que la feliz pareja, cada día buscaba y buscaba un fruto que diera otro aliciente a sus vidas.
Cualquier lugar, cualquier hora, cualquier momento servía para quererse y regalarse efusivamente todo el cariño que sabían.
El día que se conocieron fue el más feliz de sus vidas, esa niña tonta derramaba la bandeja de perdices estofadas sobre el feo y grosero cuatro ojos que no dejaba de molestarla, pero fue un día inolvidable, el intercambio de brakets, resultó irresistible.
Es fácil acordarse del día que conociste a alguien pero muy difícil reconocer el día exacto del desconocimiento.
ResponderEliminarPienso que es algo lento, lento pero sin marcha atrás, por eso la dificultad de ponerle fecha.
Un abrazo.
xulita
Tal como existe un día en el que se conoce a uno por primera vez, no se instaura otro para desconocer. Es más una lenta enfermedad que consume desde el mismo día y que con recaidas y mejorías se lleva. Pero tienes razón.
EliminarUn abrazo.
Yo me desconocí de todos nada más nacer.
ResponderEliminarSaludos.
Uhmmmm. Chungo, chungo...chungo.
Eliminar¡Brillante, Enmascarado!
ResponderEliminarUn micro genial, estructurado de fin a principio, que nos cuenta una de las tantas historias de desamor que todos conocemos, con humor e ironía en dosis justas.
Me has hecho reir y disfrutar. Durante unos años llegué a sentirme Servando y -entoonces- no estaba seguro de haber sido Servi alguna vez.
Mis aplausos.
Un abrazo,
Gracias Pedro, me alegra tu reacción.
EliminarUn abrazo
Me gusta esta historia contada como el principio del fin. Y es que los cuentos ya no son lo que eran... nadie nos ha dicho que pasa despues de las perdices, y así nos va.
ResponderEliminarMe encantó el momento braquets... muy divertido, pero sobre todo me ha gustado como lo cuentas, como las parejas (algunas, no todas, claro está) van encontrando sus momentos y reinventando sus vidas para seguir compartiendo.
Es una pena que despues de tantos años algo tan bonito se rompa.
Besitos mediterráneos.
´Gracias Gala, no la verdad es que los cuentos de amor ya no se cumplen. Preferí sacar las perdices antes de que les indigestaran.
EliminarBesitos
Maravillosa historia de amor contada al revés. Qué difícil me parece hacerlo bien. Enhorabuena, te ha quedado de lujo, Enmascarado. Y ese intercambio de braquets me parece una perla preciosa como final de un principio de amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno Miguelángel, no era para menos, había que buscar un final del principio adecuado, pero tuve suerte ¿eh?
EliminarUn abrazo
Me gusta este cuento marcha atrás, me ha gustado mucho el desconocerse y y el desembarazarse...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Así son las cosas al revés Rosa.
EliminarY se desbesan, pero más según se van haciendo más jóvenes.
Besitos
la historia dada vuelta resulta un tanto triste! uno intuye que si se separan es porque no se llevan bien, pocos comprenden que hubo, en algún momento, deslumbramiento y amor!
ResponderEliminarexcelente texto y muy buena la forma de narrarlo.
abrazos Enmascarado
Bueno escarcha era la única manera de terminar bien una historia así, dando la vuelta. Si nos miráramos más y tubieramos en cuenta esto, más de un caso perdido quedaría encontrado.
EliminarUn abrazo.
Me encanta eso de "se desconocieron" y "desembarazada". Has construido desde el presente hasta el pasado para culminar con un final "embraquetado" excelente.
ResponderEliminarMe ha gustado esta historia, ¡tiene perdices la cosa! :)
Un abrazo.
Pues sí que tiene sí. desde al final al menos desde el principio. Gracias Laura
ResponderEliminarUn abrazo
Original, muy original. Me gusta ese empezar por el final para terminar en el principio. Y además me resulta muy visual, sobre todo esa escena del intercambio de brakets.
ResponderEliminarBesitoss
Gracias Eli, me resultó más agradable concluir la historia feliz.
EliminarBesitos
desde el dia de los braquets estoy pegado a mi amada y no hay dentista que nos separe.
ResponderEliminarnecesito goma,no de mascar,sino goma 2.2 kilos.sin demora.
Bueno...no sé si felicitarte entonces o ir a salvarte jajajaja
EliminarSaludos
Hola Enmascarado, buenas tardes. "Fueron felices y comierón perdices" Nunca entendi,
ResponderEliminarme ha gustado la historia muy bien narrada, te felicito amigo,
un abrazo, con cariño,
Lola.
En este caso fueron felices gracias a las perdices Lola, qué mejor que terminar la historia feliz ¿no?
EliminarGracias por tu cariño.
Un beso
Espero volver pronto, en este momento tengo algunos apuros laborales y necesito mucha concentración.
ResponderEliminarGracias por vuestras visitas.