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| Con este cuento, participé en el "Concurso a partir de una imagen de marzo" en Triple C. No llegué muy lejos, pero lo intenté.
La imagen es de Juanlu
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En el maravilloso mundo de los sueños, existe un planeta, el cual no quiero nombrar por si acaso llegara a oídos de gente que no lo entendería.
En su cara oculta, tras un cielo de garabatos, justo donde se junta con un rizado mar, que acaricia sin mojar, vive un árbol al que todo ser vivo mima con cariño.
Da la vida a todas las especies.
En su cara oculta, tras un cielo de garabatos, justo donde se junta con un rizado mar, que acaricia sin mojar, vive un árbol al que todo ser vivo mima con cariño.
Da la vida a todas las especies.
De sus ramas crecen rosas, orquídeas, caramelos, napolitanas de chocolate y sonrisas endulzadas con mucho amor.
Cuando el sol lo calienta, y el viento hace su visita, interpreta con sus ramas bellas melodías. Para ello se alía con carpinteros y ninfas, que llevan la percusión y el canto dulce en la sinfonía. Todo esto, mientras el compositor, en su sueño, va roncando el compás.
Ayer, en memoria a Lucio Dalla, ha sonado “Carusso”, regalando al mar con especial sentimiento una mezcla de lágrimas y rocío lleno de melancolía.
Ni que decir tiene que sus habitantes, celosos de su suerte, según transcurre la tarde se reúnen en torno al árbol, para ver con que especie los obsequia algún que otro día.
Hoy se vivió con gran expectación, un feliz nacimiento. Desde su gran cascarón, un elefantito hizo acto de aparición y ya corretea, trepa y juega. Bajo una rama cargada de otros frutos, lo duerme con su biberón mientras canturrea.
No me pareció mala idea reservar esta entrada para un día como hoy, de pésimas resacas futboleras de aires cargados de pesimismo y nefastas efemérides. Efemérides de bombardeos y explosiones nucleares. Curiosamente el día que también mi madre explotó y salió un misil enmascarado a este mundo.
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