Lejos ya de su mejor momento, el último rey mago se resignaba a volver a tomar las riendas de su camello. Habían sido ya muchos años de repetir y repetir su cometido, pero ahí estaba él, respondiendo de nuevo como si cualquier cosa a algo que aunque en desuso, no le resultaba para nada difícil.
Difícil le resultaba animarse, eso sí. Desde que faltaba su otra parte del secreto, había tendido a envejecer y a esperar totalmente desentendido a que se olvidaran de su corona.
El mensaje recibido para esta nueva misión era escueto pero directo: “nos gustaría verte, nos gustaría tenerte de nuevo, las navidades son para disfrutarlas u odiarlas, y queremos crear nuestra propia ilusión navideña, no queremos renunciar a nada que nos haga felices”.
Él, que ya había avisado que se retiraba y vendía el camello, que ya éramos mayorcitos para seguir usándolo, al final era un blando. Pero no es cosa de extrañar, quien se ha sentido querido e importante, siempre le queda esa cosa de…”bueno, pero la última”.
La nueva generación de reyes magos nunca nos hubiéramos imaginado que aún peinando canas, el corazoncito nos sigue latiendo niño, pero con la única diferencia de que con el tiempo vamos anteponiendo realidades a sueños infantiles, y es una pena, pero a veces la nostalgia y la tristeza terminan amargando el turrón.
Mi rey mago llegó sin camello, adelantándose a las fechas para evitar atascos y cargado con una maleta llena de bolsitas de ilusiones, caja de polvorones, paquete de embutidos de los que sirven de avituallamiento a un regimiento y cierto aire no muy convencido de encontrarse molesto con la renovación.
Llegó en un vuelo cargado de otros reyes magos, pero salió el último, sorprendentemente bien y con mejor estampa, casi más que rey mago parece el abuelo de “Up”, pero con gafas nuevas y nuevo peinado. Pese a tener bastante pelo, ahora peinado como los calvorotas, recogiendo los pelos del costado para tirar la solapa encima de la loncha de jamónyork. Siempre fue chulo…y pese a hacerse de rogar un poquito…pero poco, ha terminado a la altura de sus mejores tiempos, regalando lo mejor y lo más bonito que puede regalar quien sabe lo que quieres:
Su presencia, su cariño y su siempre buena voluntad.
Gracias majestad.
Como sé que estas fechas son de estar cada uno inmerso en sus propias navidades, me gustaría mandaros un deseo: que disfrutéis, que no perdáis la oportunidad de ser felices por unos días, que quienes podáis os rodeéis de las personas más queridas y que viváis al menos durante estas fiestas, con la ilusión con la que se viven de niño.
Feliz Navidad y todo lo mejor para 2012.